
New Jersey / Newark.– “Durante temporada alta los precios llegaban hasta 8,000 dólares para una familia de cuatro personas. Era un abuso”. Con esas palabras, el congresista estadounidense de origen dominicano, Adriano Espaillat, celebró el histórico primer vuelo de la aerolínea dominicana Arajet desde Santo Domingo hacia Newark, New Jersey, marcando un antes y un después para la diáspora y los viajeros frecuentes entre ambos países.
Espaillat fue enfático al señalar que la entrada de Arajet al mercado estadounidense, tras 30 años sin que una aerolínea dominicana ofreciera vuelos directos, ya está transformando el panorama: “Gracias a este acuerdo bilateral ya vemos precios de 400 dólares ida y vuelta para agosto, mientras otras aerolíneas siguen en 700 y 800”, afirmó.
El impacto no es solo económico, sino profundamente social. “Más gente podrá visitar sus familias, llevar recursos a la República Dominicana, consumir en los colmados, farmacias, ferreterías y salones, impulsando así la economía local, en vez de que las ganancias se vayan a Europa como sucede con otras cadenas hoteleras extranjeras”, agregó el legislador.
El ministro de Turismo, David Collado, por su parte, resaltó que este avance es fruto de una serie de gestiones clave como la firma del acuerdo de cielos abiertos con Estados Unidos, la modificación de la Ley de Aviación Civil y el mantenimiento de la categoría 1 de seguridad aérea. “Cielos abiertos no es bajar precios de manera directa, es generar competencia, emprendimiento y competitividad. Eso es lo que ya está pasando. Hoy mismo vimos a JetBlue tirar un especial de 209 dólares”, indicó.
Este vuelo inaugural no solo significa la reconexión aérea entre la República Dominicana y Newark, sino también el inicio de una etapa de mayores oportunidades para la diáspora. El gobierno dominicano espera que se autoricen 43 rutas adicionales solicitadas por Arajet, lo que aumentaría aún más la presión sobre las tarifas aéreas y consolidaría un nuevo modelo de conectividad accesible.
El regreso de una aerolínea dominicana a Estados Unidos tras tres décadas representa mucho más que un vuelo; es un paso firme hacia una aviación más justa, competitiva y centrada en las necesidades del pueblo dominicano.